Estamos ya cerca de terminar el primer mes del año. Los problemas no solamente siguen, sino que se han acentuado y hasta agravado. El covid continúa amargando la vida de nuestra gente. Las redes sociales y los noticieros muestran cómo la delincuencia y el sicariato crecen exponencialmente en nuestro país. El tema es el mismo. No tiene que cambiar el año para que nos vaya mejor. Debemos cambiar nosotros.
Recuerdo que hace algunos años, una empresa publicó en un matutino un anunció al respecto:
“Todo lo bueno que ocurra en este año, está en tus manos”
-Y todo lo malo -pensé.
Pero la frase tiene fuerza: todo, o al menos gran parte de lo que pasa y de lo que pase, tiene que ver con nuestras decisiones.
Los matemáticos nos muestran que de cada diez eventos uno es atribuible a la buena o mala suerte, pero los otros nueve son producto de una organización (o talvez desorganización) que causa el efecto final. La suerte no es sino el residuo de las decisiones que tomamos diariamente.
Su mañana será lo que decida hoy.
Y su hoy es el resultado de lo que decidió ayer. En términos generales es una verdad cristalina.
El secreto de algunas personas que tienen alta calidad de vida es saber administrar con eficacia su tiempo. Adquiera una agenda. Planifique su vida. Responda a las preguntas: ¿Cuál es la misión de mi vida? ¿Qué sueños tengo? Si aún tiene sueños usted es joven, aunque tenga más de ochenta años. Convierta sus sueños en objetivos. Tenga la prolijidad de sentarse a evaluar su semana, y a utilizar indicadores para medir el desarrollo de sus objetivos. Y tome decisiones correctas.
Las decisiones correctas normalmente se alinean a nuestra misión y a nuestros sueños. Si nos acercan a ellos son adecuadas. La mayoría de gente no decide nada. Se cruza de brazos, y ésta obviamente es también una decisión. Tal vez la peor. Decidir es la capacidad de elegir ante una situación que presenta varias alternativas. Los valores, la ética, la honestidad, la probidad, son elementos claves para una toma de decisiones correcta.
Un deseo no cambia nada, una decisión lo cambia todo. A veces hay que dejar ir ciertas cosas para que otras mejores se aproximen. Emerson decía que “una vez que tomamos una decisión, el universo entero conspira para hacer que ocurra”. Y Covey complementaba: “No soy producto de mis circunstancias, soy producto de mis decisiones”
El camino está abierto en este 2022. ¿Qué decidirá hoy?